Ayuda a tus hijos a lidiar con la frustración
Tolerar la frustración no es sencillo para nadie. Nos desanimamos cuando un proyecto se desarma, una meta no se alcanza o se nos niega algo que deseamos profundamente. Sin embargo, para los niños es más complicado por su inmadurez cognitiva y su falta de recursos.
La frustración en los niños es una emoción común que puede surgir cuando no logran alcanzar sus metas o satisfacer sus necesidades. Es importante ayudar a los niños a manejar la frustración de manera saludable, enseñándoles estrategias para lidiar con ella, como la respiración profunda, la comunicación abierta y el pensamiento positivo. También es fundamental brindarles apoyo emocional y mostrarles que es normal sentirse frustrado a veces.
Estrategias para
lidiar con la frustración en niños
- Enseñarles a identificar y expresar sus emociones de manera adecuada.
- Fomentar la comunicación abierta para que puedan hablar sobre lo que les está frustrando.
- Enseñarles técnicas de relajación, como la respiración profunda o el contar hasta diez.
- Ayudarles a establecer metas realistas y a celebrar los logros, por pequeños que sean.
- Mostrarles cómo aprender de los errores y ver la frustración como una oportunidad de crecimiento.
- Brindarles apoyo emocional y mostrarles que es normal sentirse frustrado a veces.
¿Cómo ayudarlos a tolerar la frustración?
Ser un ejemplo
La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas. Si ellos ven que sus progenitores son capaces de afrontar un fracaso de forma entera y madura, sabrán que tienen la resiliencia necesaria, y actuarán como el ejemplo en el que mirarse.
Educar en el esfuerzo
Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos. Si después de haberse esforzado mucho, el niño falla y se frustra, hemos de ayudarle a entender que ha hecho cuanto ha podido y estaba en su mano, y lo debe ver como un error o una pérdida de tiempo, más bien es una lección.
¡Deja que se frustre!
Muchos padres sobreprotegen a sus hijos, hacen todo por ellos y les evitan cualquier desafío con la intención de eludir un malestar. Sin embargo, es importante permitirles estas oportunidades. Cuando su hijo se enfade, grite o patalee, no vayas inmediatamente a satisfacer sus exigencias. De esta forma aceptará que no siempre tiene la razón y tendrá que buscar la solución adecuada ante las situaciones difíciles.
Convertir la frustración en aprendizaje
Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga. Cuando haya pasado la dificultad, debes hablar y rescatar las cosas que lo han ayudado a afrontarlo y las que no. De esta forma, podrá encarar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse. Esto no quiere decir que los fracasos se deban tomar como algo bueno siempre, pero tampoco intrínsecamente malo. Lo mejor es aprender de cada error, naturalizarlo y seguir adelante buscando las mejores soluciones a las equivocaciones que se cometan.
Para finalizar, hay que recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a gestionarla y superarla, y a aumentar de este modo la tolerancia a esta. Aprender a tolerar la frustración hace más fácil que nos enfrentemos con éxito en la vida. Por eso, cuanto antes aprendamos, será mejor para nosotros.